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DE LAS FÁBULAS Y LEYENDAS DEL GOBIERNO NACIONAL, A LA AXIOMÁTICA REALIDAD ECONÓMICO-FISCAL COLOMBIAN


El discurso de instalación de las sesiones ordinarias del Congreso de la República, el 20 de julio de 2018, estuvo matizado por un universo mítico y maravilloso, en el cual la mayoría de los resultados económicos y sociales de los últimos 8 años fueron expuestos con diáfana amplitud por el Señor Presidente de la República.


En relación con lo anterior, me permito presentar algunos fundamentos cuantitativos, que muestran que el país económico, no va por la senda megaoptimista que presenta el jefe de estado saliente. En primer lugar, en el reciente Foro Económico Mundial, lo que se dimensionó del país, es que actualmente es la segunda economía más desigual de América latina. Así mismo, en dicho foro también se advirtió que Colombia ocupó el puesto 129 entre 137 países en materia de eficiencia del gasto público. De la misma manera, también se registró que el país ocupó el puesto 119 en favoritismos de decisiones de funcionarios del gobierno y el 131 en desvíos de fondos públicos; Lo cual, por contera ubica a Colombia, cerca de Somalia, en el top 10 de los países más corruptos del mundo.


Por otra parte, la calificadora de riesgos Moody's piensa que el espacio fiscal de Colombia ha tendido a agotarse en años recientes; dado que la deuda gubernamental aumentó en más de 10 puntos como porcentaje del PIB. También la calificadora agregó que el pago de intereses como porcentaje de los ingresos también está creciendo, y esto cada vez deja menos margen de maniobra para la ampliación del déficit y la financiación con deuda.


En la coyuntura podemos citar que la inversión extranjera directa se contrajo en un 15%, con respecto al primer trimestre del 2017 (después de presentar comportamientos positivos en 2016 y 2017). Bueno es precisar que, en la práctica, la venta de Isagen en el año 2016 se convirtió en un cambio de titularidad de activos entre sector público y privado, sin un sustancial aporte sectorial a la nueva inversión extranjera directa.


De todo lo anterior, se colige que el Gobierno deja la situación fiscal con horizonte opáceo, crítico y de ninguna manera despejado en cuanto a la financiación de lo público. Puesto que un déficit fiscal estimado del 3.1% para 2019, solo se soluciona con un aumento de la carga tributaria neta cercana al 15% del PIB. Es decir, se hace necesaria una nueva reforma tributaria estructural, en la que se propongan: cambios profundos y reales al control de la evasión; el fortalecimiento de la DIAN; la modificación de los elementos estructurales de algunos tributos nacionales y territoriales; el fortalecimiento del control fiscal macro y micro en materia hacendística; y la eliminación de muchas de las denominadas exenciones tributarias, entre otras.


En varias ocasiones he tratado varios de los temas descritos en el párrafo precedente, pero en esta ocasión seré consistente con el estado de hastío que siento como ciudadano de este país con la rampante corrupción administrativa y la dilapidación de recursos fiscales en todos los niveles del estado. Para ello propondré algunas rutas de solución, bajo la égida de un objetivo control de resultados en materia fiscal que garantice y asegure que la inversión pública sea destinada conforme a las orientaciones de la constitución política. Lo anterior con miras a cumplir a cabalidad con los objetivos, premisas y principios de nuestro Estado Social de Derecho.


Así las cosas, me permito presentar de manera sucinta un tríptico estratégico, para hacer del control fiscal el instrumento idóneo que propulse la gerencia de lo público por caminos de eficiencia y efectividad. De esta manera, se busca ser consistente con los objetivos y propósitos de nuestro Estado Social de Derecho, contemplados en el articulo segundo constitucional y en el denominado preámbulo de nuestra Carta Política.


Seguidamente, se presenta el referenciado tríptico estratégico fundamentado en un control fiscal de resultados:


1) Perseguir los dineros hurtados del patrimonio público, tanto a nivel nacional como internacional. con el apoyo de un CTI para el control fiscal

2) Seguimiento técnico permanente para exigir la culminación de las grandes obras de infraestructura y el pago de perjuicios por dilación en su terminación

3) Construcción de una política pública de control fiscal para los próximos 20 años con la conformación de una comisión de expertos a nivel nacional integrada por miembros de la academia, las altas cortes, ex-contralores generales y territoriales, órganos de control disciplinario y penal, sindicatos, investigadores, doctrinantes y demás personas que en un trabajo en equipo, diseñen el modelo ideal de control fiscal para el país


Finalmente, es pertinente reiterar que el país transitará caminos de crecimiento y desarrollo en lo fiscal y en lo humano, si propulsa un cambio estructural, estratégico y gerencial de lo público; sobre la base de una efectiva administración estatal, que vaya de la mano de un adecuado control fiscal de resultados.


Henry Amorocho Moreno

Twitter: @henry_amorocho

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